Lecturas de verano - José Luis
Tras el cierre de la breve temporada del Té Literario se abre el erial veraniego en el que, además de pasar calor, debemos dedicar todas nuestras energías a pasarlo bien, disfrutar de la piscina, playa, montaña o cualquier otro paisaje al que nos lleven esos deseos de cambio de aires, ya que, por lo visto, durante el otoño, invierno y primavera no hemos disfrutado de la vida ni hemos hecho nada de provecho para nuestra salud moral.
Y heme aquí
haciendo proyectos muy sencillos: leer.
Y como ya he leído
varias cosas he decidido que puedo escribir sobre ello y compartirlo
para que, quizás, queráis contarnos lo que vais leyendo.
Empecé con “Los
Simpson y la Filosofía”. Una suma de ensayos de distintos autores
en los que cada uno habla sobre un aspecto de la popular serie de
dibujos animados. Tanto los personajes como la ética, ironía,
hipocresía, silencio, etc son analizados desde la perspectiva de los
filósofos clásicos y posteriores. Así, por ejemplo. Homer es
diseccionado desde la pregunta aristotélica ¿Es Homer un hombre
virtuoso?. No lo es pero sus ganas de vivir son contagiosas.
¿Aprobaría
Nietsche las gamberradas de Bart? Es otra de las preguntas a las que
se intenta dar respuesta. No, puesto que lo que hace Bart no son
acciones premeditadas, antisistema, sino que es el resultado de un
carácter travieso e individualista que lucha por destacar.
Y así durante
cuatrocientas páginas que no se me han hecho pesadas ni aburridas.
El poso que me ha dejado el libro es que quiero leer más filosofía
pero sin tener como excusa una serie de tv.
Al final del libro
hay una serie de citas de filósofos de las que destaco una de Albert
Camus: “ No hay más que un problema filosófico verdaderamente
serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena es
responder a la pregunta fundamental de la Filosofía.”
En junio de2017,
hace ya dos años, en el último día del club de lectura de esa
temporada, apareció como invitada especial Sara, hija de Soraya,
quien nos arengó a leer teatro clásico. A mí me convenció y
cuando acabó la sesión subí a la biblioteca y cogí algo de Lope,
de Calderón y de Jardiel Poncela, los que nos había recomendado. El
verano pasado ya me atreví con alguna obra de Shakespeare y en este
erial he empezado leyendo “Macbeth”, de Shakespeare y “Tartufo
o el Impostor”, de Moliere.
Decir algo que no se
haya dicho ya sobre alguna obra clásica es imposible. Solo puedo
aportar mi propia impresión sobre lo que leo. Y leer a Shakespeare
es, siempre, jugar con la magia. En sus obras siempre está presente
aunque solo sea para subrayar las emociones humanas. La ambición,
aparentemente dormida, de un hombre se despierta ante la profecía de
unas brujas. Pese a las dudas de la razón y de la moral, un hombre
ético se convierte en asesino pues es incontenible la ambición que,
como dique roto, avasalla con todo. Y a partir de entonces, los
remordimientos, la angustia, el miedo hacen su aparición y lleva al
hombre a su trágico destino.
Moliere estrenó
“Tartufo” en 1664 con el visto bueno del Rey, pero se encontró
con una crítica tan feroz de la curia que el Rey tuvo que prohibir
su representación pública, aunque no la privada. A pesar de ello,
las críticas continuaron contra Moliere llamándole diablo, satanás
y lindezas parecidas. Tuvieron que pasar cinco años y unas reformas
del texto para que en 1669 finalmente el Rey levantase la prohibición
de su representación. Las críticas, incluso tras la muerte de
Moliere, fueron decayendo pero siguieron presentes durante bastante
tiempo.
“Tartufo” es una
representación de la hipocresía falaz, tan evidente que nadie la
cree posible excepto aquel tan piadoso que le da pábulo llegando
incluso a ceder sus bienes al mentiroso, al impostor, al mendigo que
disfrazado de falsísimo santurrón pretende hacerse con todo.
Vista desde nuestra
perspectiva hoy, la obra no es meritoria de ninguna prohibición pero
en aquella época, en plena lucha de ortodoxia religiosa, la cosa fue
grave. Incluso más porque “Tartufo” es una comedia y Moliere se
atrevió a utilizar una comedia para hablar de un tema serio, para
reirse y ridiculizar una actitud ética nada recomendable.
Finalmente, he leído un relato de James Joyce, "Los muertos" que me recomendó Soraya. Me ha gustado, bien escrito, por supuesto, se lee fácil; lo primero que se me ocurrió fue « poético, lírico, romántico». Desesperanza porque es imposible ganar a un amor muerto, idealizado. Un fondo soterrado de la guerra con Inglaterra por Irlanda, extranjero en tierra extraña... Costumbrista... hay mucho ahí. Muy recomendable. Lo encontré en el siguiente enlace: https://narrativabreve.com/2013/09/cuento-muertos-joyce.html
Finalmente, he leído un relato de James Joyce, "Los muertos" que me recomendó Soraya. Me ha gustado, bien escrito, por supuesto, se lee fácil; lo primero que se me ocurrió fue « poético, lírico, romántico». Desesperanza porque es imposible ganar a un amor muerto, idealizado. Un fondo soterrado de la guerra con Inglaterra por Irlanda, extranjero en tierra extraña... Costumbrista... hay mucho ahí. Muy recomendable. Lo encontré en el siguiente enlace: https://narrativabreve.com/2013/09/cuento-muertos-joyce.html
En la biblioteca ya
he comprobado que tienen “Así habló Zaratustra”, de Nietsche y
“La Divina Comedia”, de Dante. Aunque antes de meterme con estas
obras quizá lea algún best seller o algúna otra novela ligera para
“desengrasar”.
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