Sobre Novela de Ajedrez y El Leviatán - Esther

“Novela de ajedrez” Stefan Zweig:
En las primeras páginas asistimos al retrato nada favorable de Mirko Czentovic, actual campeón del mundo de ajedrez: falto de iniciativa, falto de curiosidad, torpe para aprender, pero tenaz, imperturbable y con un talento singular y exclusivo: el ajedrez, el juego de juegos, una “combinación de clarividencia, paciencia y técnica en proporciones exactamente definidas, tal y como lo están para los matemáticos, poetas y músicos, sólo que con distinta disposición y armonía”.
El Señor B., personaje antagonista de Czentovic, se nos presenta como una persona educada, culta, discreta, honesta e inteligente, capaz de jugar “a ciegas”, esto es sin necesidad de tener el tablero delante.
Nos preguntamos cuál es el tema de la novela y pensamos que uno de ellos puede ser el aislamiento: el del Señor B., confinado en una habitación de hotel por miembros de la Gestapo “no nos hacían nada, se limitaban a situarnos en el vacío más absoluto, y es bien sabido que nada en el mundo puede oprimir tanto el corazón del hombre como la nada”; pero también el aislamiento social de Czentovic, por su incompetencia para relacionarse con los demás, a los que evita claramente, máxime si se trata de alguien instruído.
En el ajedrez, como en la vida, no pueden existir las blancas sin las negras, ambas piezas son necesarias, amor y odio…la dualidad.
Preferimos no tomar partido por nuestros personajes protagonistas, ambos sufren algún desequilibrio entre su hemisferio derecho e izquierdo… Al señor B. su genialidad le lleva a la locura al tratar de jugar contra sí mismo ¿es esto posible sin enloquecer? Quizás una personalidad como Czentovic no se vuelve loca haciendo siempre lo mismo. Y quizás un hombre como el Sr. B no se habría vuelto loco si su hallazgo hubiera sido un libro de Goethe u Homero, como anhelaba. Pero estaríamos ante otra novela…
La frase final de la novela, dicha por Czentovic sobre el Señor B.: “Para ser un diletante, este señor poseía un talento bien poco común” ¿no es arrogante? Como dice el narrador “en una cabeza huera es fácil considerarse un gran hombre cuando no se tiene idea de que hayan existido grandes hombres (Rembrandt, Beethoven, Dante…) y que existen otros valores que no son el ajedrez y el dinero.
Estamos de acuerdo en que hemos leído una obra de arte, una joya de la literatura, gracias Sr. Zweig y gracias a todo el grupo por cada una de las aportaciones que nos alimentan.



“El Leviatán” Joseph Roth:
Nissen Piczenik, comerciante de corales en una ciudad del interior, donde no hay mar; sin embargo la nostalgia del mar la llevaba en el corazón…“pero en la pequeña ciudad de Progrody nadie sabía lo que pasaba en el alma del mercader de corales”.
Después de frecuentar a su vecino el joven marino y de tratar de que éste le explicara cómo es el mar ¿cómo explicarle a alguien cómo es el mar? sintió un deseo irrefrenable “un deseo así aparece súbitamente, un relámpago ordinario no es nada en comparación, y golpea exactamente en el lugar de donde procede, es decir, el corazón humano” por ir a conocer el mar.
Nissen Piczenik era analfabeto pero sabía todo sobre los corales, sabía que eran seres vivos, y que” seguían viviendo después de ser serrados, tallados, pulidos, clasificados y ensartados…” y embellecían al contacto con una piel sana y hermosa y palidecían al contacto de una piel enferma, todo eso y mucho más sabía Nissen Piczenik sobre los corales como se muestra en el discurso que hace frente al comerciante de perlas.
Pero el diablo tentó al comerciante, empezó a mezclar los auténticos corales con los falsos corales, traicionándose a sí mismo y traicionando a sus amados corales, que parecían no tener vida desde que Piczenic los había traicionado. Porque tal y como pasó con su mujer, que murió porque “nadie deseaba que siguiera con vida, y por eso también se había muerto”, así pasó con los auténticos corales, que murieron también por haber sido traicionados.
Nissen Piczenik cayó en desgracia cuando se corrió la voz de que los corales que vendía traían la mala suerte y entonces “tomó la decisión fatal de su vida”, se arrojó por la borda para encontrarse con su única patria.
Nos preguntamos ¿fatalidad ó libre albedrío?
Este libro, en mi opinión encierra un profundo conocimiento sobre el alma humana, y está cargado de magia y de poesía.

Esther.

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