Cándido y sus consecuencias

Yo que aún sigo conservando
de candidez unos restos,
la mañana me ha venido
así, como anillo al dedo.
Con Cándido de Voltaire
no hubo lugar para el tedio.
Sus múltiples peripecias
aliñadas con esmero,
nos llevaron por su mundo
a la vez que por el nuestro.
Cada uno de vosotros
con su valioso criterio
alimentando esta alma
qué anhela conocimiento.
La mañana... deseando
que se congelara el tiempo
para que no se me fueran
tantos valiosos momentos.
Gracias. Ángela, Soraya,
compañeras, compañeros,
tan sólo decir que hoy
ha sido un día completo.
!Soy feliz! Me hacéis feliz
y por todo ello os quiero.

Adela.

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