La vida y la Literatura
Hoy, en nuestra reunión mensual del Té Literario, teníamos una doble cita: con Voltaire y su "Cándido", y un homenaje sorpresa a nuestras directoras del Taller.
Acto I: Hemos hablado de "Cándido" y de su destino, inevitable pues según su maestro Pangloss, todo pasa para bien. La vida y su sentido, o sinsentido, ha sido también el centro del debate a que nos llevaban una y otra vez las peripecias de Cándido y sus amigos que, como en un comic, siempre volvían a aparecer cuando creíamos haberlos visto morir más de una vez.
Si hay un denominador
común en todas las reuniones en que hablamos de obras literarias es el
sentido de la vida. Cada obra leída y comentada nos traslada a su
sentido más elevado: La Vida, eso que dicen que pasa frente a nosotros
mientras hablamos de ello.
La literatura es el sentido de la vida. ¿La literatura es el sentido de la vida?
Afirmación y pregunta.
Cambio y evolución. Cándido progresa, cambia solo para, al final,
trabajar su huerta. Quietud y movimiento. El aburrimiento feliz en El
Dorado o la tragedia diaria que nos obliga a luchar. Contradicciones
humanas.
La vida y el absurdo, la
incomprensión del porqué y para qué. La conciencia de tu propio absurdo
infeliz o la inconsciencia animal del trabajo embrutecedor.
Y nunca hay respuesta
satisfactoria. Mañana volveremos a vernos y hablaremos sobre "El
extranjero", de Camús y seguiremos sin resolver el eterno dilema sobre
lo que pasa por delante mientras hablamos.
Acto II : Las
mismas personas a las que se añade Esther, venida de las vorágines
laborales, que se sientan alrededor de una mesa para comer y homenajear
como se merecen a Ángela y Soraya, Soraya y Ángela, a las que previamente les hemos entregado un pequeño obsequio como una muestra de nuestro cariño y respeto.
Y ahí estamos, sentados a
la mesa. Seguimos hablando de todo entre elección de platos y comida.
Ambiente cordial y saludable. También esto es la vida y un momento de
felicidad creado entre todos, arándolo, plantándolo y regándolo con
nuestras palabras en la huerta común del Taller para disfrutarlo,
finalmente, en este día.
Ángela, entre bromas y
veras, se lanza al discurso, aplausos sentidos y sinceros que son la
señal para dar la entrada a las despedidas, a los abrazos y besos y, en
definitiva, a la promesa de querernos más cada día que nos juntemos para
"literatar" la vida.
José Luis.
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