"Rayuela" - Por Juanjo
Es un libro con una prosa elaborada, preciosista y de una técnica increíble. Como es un juego, tal vez abusa de ella en algunos párrafos. No hay valles para descansar y degustar sus palabras, para luego dejarme ascender por las montañas, donde sus geniales descripciones anidan en cumbres nada borrascosas y en refugios de sabios y bohemios que hablan de un París que les cabe en la palma de la mano, porque ya forma parte de sus anatomías.
Las historias van saltando como una niña que juega con sus parcelas delimitadas con tiza.
El
libro está edificado con el hormigón de una prosa perfecta. Aunque,
como decía Voltaire, lo perfecto es enemigo de lo bueno. Así que no
espero una buena historia, de esas que se disfrutan y paladean hasta el
final; final feliz, abierto, cerrado, qué más da. No, este es un libro
donde hay que saltar de escena en escena, estudiarlo, destriparlo hasta
llegar a sus entrañas y ahí comerse el menú que nos preparó Cortázar.
Como
en una rayuela, no escribe, juega con las palabras, riza el rizo, añade
una h furtiva porque se divierte jugando, mientras toma un trago de
mate y deja que la aguja crepite sobre un vinilo y lance acordes de
jazz. Y entre acordes, palabras y diálogos, nos va dando pistas para que
vayamos indagando en el texto, lleno de tesoros y con un caleidoscopio
para contemplar tanto lo ilusorio como lo real.
Juanjo.
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