El Quijote (Capítulos I a XIII 1ª parte)

Desocupado lector, lector carísimo, lector suave…quiero contaros humildemente lo que me sugiere la lectura de El Quijote, “el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos”. 

Donde el común de los mortales ve ruina y fealdad, Quijote ve belleza. Donde hay injusticia, agravios, abusos, sinrazón, allí está él, pensando que el mundo le necesita, convencido de que lo que hace es una orden del cielo. 

Quijote es doblemente hidalgo y noble: por su linaje y por su ánimo. 

Poco importan el calor, la incomodidad, el ayuno, el ser objeto de burlas, los golpes y heridas, todo lo da por bien empleado, sin queja. 

La mirada limpia, el corazón grande, las manos extendidas, añorando la edad dorada donde se ignoraban las palabras “tuyo y mío” y la madre naturaleza proveía de todo lo necesario. 

De hidalgo sosegado y honrado, a caballero andante, creando su propia realidad. “Vale”.

Esther.

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