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Mostrando entradas de diciembre, 2022

Sugerencias Quijote 2 - Soraya

Grisostomo y Marcela (XIV) La no obligación, de querer a quien te quiera. Marcela, especie de Diana Pastora, que elije la libertad y el bosque al amor como destino. El bosque como destino es una metáfora maravillosa. Leo: “ No se había curado Sancho de echar sueltas a Rocinante ” Sueltas rae: cuerdas o correas con que se sujetan las manos de los caballos. Entonces, andar suelto se transforma en una ironía de nuestro idioma. Es andar con las manos atadas cuando andamos sueltos. Nos dejan sueltos porque nos atan las manos… y no nos damos cuenta… Bálsamo de Fierabrás: aceite, vino, romero y sal. Cualquier pollo asado al Fierabrás quedaría buenísimo. Sancho, que va quedando peor parado que Don Quijote, pagador de las consecuencias del idealismo ciego de su amo. ¿Ciego o visionario? Eso ya se verá. La sorpresa concede un margen al cuerpo golpeado del Hidalgo que descarga con doble furia en Sancho. Y encima, le sienta mal el Fierabrás. Aventura de los rebaños (XVIII) Leo: “ sábete

Cap. 1 al 27 El Quijote - Comentarios de J.L.Moreno

Capítulo I .-   Presentación del personaje y de su problema (locura y origen de ella). Decide hacerse caballero andante. Recopila “armas”, atuendo y cabalgadura. Bautiza a “Rocinante” y a sí mismo como “Don Quijote de la Mancha”. Elige a Aldonza Lorenzo como su dama “Dulcinea del Toboso” Capítulo II  .- Salió raudo, “apretándole a ello la falta que hacía en el mundo su tardanza”, una mañana de Julio. Se percata de que no es “armado caballero” y lo pone como objetivo primordial el hacerse armar caballero en cuanto haya ocasión. Toma el camino que decide Rocinante, con gran calor “capaz de derretirle los sesos si alguno tuviera”. Llega a una venta que ve como castillo, cuerno de porquero por trompas de bienvenida, llama doncellas a las putas y alcaide al ventero socarrón. El ventero le sigue el juego. “Nunca fuera caballero de damas tan bien servido” Come sin quitarse la celada.  Capítulo III .-   Pide al ventero (como señor del castillo) que le arme caballero. Éste le conm

Antes de seguir - Cap. 14 al 27

-Téngase vuesa merced y antes de escribir el capítulo veintiocho de estas historias de mi escudero y mías muestre su atención a cuatro palabras que debo decirle a modo, simplemente, de que así consten en algún lugar, y no habiendo otro, sea bueno éste. Sepa usted, señor C. que no estoy complacido de ninguna manera de la forma en que transcurren mis correrías por estas tierras pues, a pesar de que en alguna reunión de lectores se le tilda a usted de compasivo, incluso tierno he escuchado con gran asombro, en estos veintisiete capítulos que lleva puestos en tinta sobre papel hemos recibido una continuada paliza tras otra en forma de puñadas, apaleamientos, pedradas con pérdida de dientes y muelas incluidas, siendo estas afrentas causadas por gente de baja condición; esto es, no caballeros que son con los que yo debería pelear y no verme obligado a arrastrar mis huesos con pérdida grave de mi honor de caballero andante. No, no me interrumpa, como suele hacer alguna que otra lectora, y