Antes de seguir - Cap. 14 al 27

-Téngase vuesa merced y antes de escribir el capítulo veintiocho de estas historias de mi escudero y mías muestre su atención a cuatro palabras que debo decirle a modo, simplemente, de que así consten en algún lugar, y no habiendo otro, sea bueno éste.

Sepa usted, señor C. que no estoy complacido de ninguna manera de la forma en que transcurren mis correrías por estas tierras pues, a pesar de que en alguna reunión de lectores se le tilda a usted de compasivo, incluso tierno he escuchado con gran asombro, en estos veintisiete capítulos que lleva puestos en tinta sobre papel hemos recibido una continuada paliza tras otra en forma de puñadas, apaleamientos, pedradas con pérdida de dientes y muelas incluidas, siendo estas afrentas causadas por gente de baja condición; esto es, no caballeros que son con los que yo debería pelear y no verme obligado a arrastrar mis huesos con pérdida grave de mi honor de caballero andante.

No, no me interrumpa, como suele hacer alguna que otra lectora, y déjeme continuar con mi lista de agravios que usted, tan alegremente, comete contra nos.

No solo palizas, sino hambre y mucha pasamos en esos caminos de Dios y usted no tiene ninguna piedad… ¿Cómo? ¿Que bastante piedad tiene con dejarnos vivir y seguir caminando?

¡Voto a bríos si no le atizo con lo primero que pille! Usted lo hace para recibir el mecenazgo del Duque de Béjar y no por piedad nos deja vivos, sino por hacer durar la historia y que parezca que es algo digno de leer, que no digo que no, pero que al menos, no sirva para que las gentes se rían con menosprecio de estas canas.

¡Pues claro que me atrevo! ¡Faltaría más! ¡Soy su Personaje, señor! ¡Sí, su Personaje, con mayúsculas!, porque soy el único conocido de todas las gentes del largo y ancho mundo y sin embargo, su nombre y apellido apenas lo conocen cuatro estudiantes.

Hasta tal punto es esto que digo cierto, que mi nombre ha pasado a la historia como sustantivo y adjetivo de esta lengua mientras que ya me dirá usted qué significa o que valor puede tener que a un paseo de diez minutos por Alcalá de Henares se le conozca como “Ruta cervantina” mientras muchos pueblos de La Mancha y de otros lugares pelean por ser la ciudad de la que usted ni siquiera recordaba el nombre y llevan mi figura y nombre a gala y lo muestran a todo el que los visita.

Y, para terminar, por hoy, le quiero pedir que, a través de sus contactos en la RAE, pida que incluyan una nueva palabra en el diccionario y con la siguiente acepción:

ADELINO,A.- adj. Dícese del regalo hecho por una persona desprendida, generosa, alegre y amiga sin par, a sus compañeros de grupo con ocasión de, o sin ninguna ocasión concreta.

¡He dicho!

-Perdón, señor C. Solo quisiera decir, para que conste, que aunque mi señor caballero demuestra una vez más su valentía diciéndole a usía esas cosas que ha dejado antedichas, yo no las suscribo ya que, aunque preferiría no sufrir más golpes, me place el viaje y las promesas de gobernar una ínsula.

-¡Eres un pelota, Sancho!

Vale.

José Luis.

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