Té Literario

Hoy cada uno se explota a sí mismo y se figura que vive en la libertad. Esta lógica de la propia explotación, es mucho más eficiente que la explotación por parte de otro. Lo que caracteriza la actual constitución social no es la multitud, sino más bien la soledad. Esta constitución está inmersa en una decadencia general de lo común y lo comunitario. Desaparece la solidaridad. La privatización se impone hasta en el alma. La erosión de lo comunitario hace cada vez menos probable una acción común. La radio es un medio uni dirección al. No hay interacción. Los receptores del mensaje son condenados a la pasividad. La red es todo lo contrario. En la red somos emisores y  activos, consumidores y productores a la vez. Así, los periodistas, estos hacedores de opinión, parecen superfluos y anacrónicos. Pero el lenguaje y la cultura se vuelven superficiales  y vulgares. (se quita el filtro de un buen editor o la sapiencia de un buen periodista) Si todo se hace público sin mediación alguna, la pol

Un apunte que hago sobre cómo tal vez he entendido mejor a Hanta es en su visión de la sociedad y el paso de una era a otra. Hanta es de los que no se conforman con vivir y ya está. Pues es de los que, cuando un trabajo te gusta, no quieres jubilarte (hasta llegó a desear comprar la prensa para llevársela a su casa cuando se retirara). Aquí está la gran diferencia entre alguien inquieto o que desea saber, y el resto (que están deseando que sea viernes, vacaciones y la jubilación para no hacer nada). Es por ello que apunto aquí una semejanza entre el mundo de Hanta, el paso del trabajo artesano al trabajo más industrial, en donde se priorizaba el rendimiento puro duro. Y justo ahora, en nuestra época, se ha pasado del rendimiento a la productividad autoimpuesta. Ya no solo se busca que el trabajador sea productivo, sino que nos han convencido de que tenemos que buscar la productividad a toda costa, rellenar cada hueco del calendario y apenas dejar tiempo para nosotros. Este es otro camb

Me he sentido identificado en parte con el pensamiento del autor, en cómo analiza la sociedad y los cambios que se van dando. Entre danzas macabras de moscas, castañetear de dientes puntiagudos de ratones y el alcohol que bebe a diario, hay amor por la lectura, por los libros que van en toneladas de saber que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de los siglos. Para mí es como un desafío al tiempo que les tocó vivir, el paso del artesano al industrial. Un canto a la melancolía del mundo, donde la decadencia cultural abandona a los autores que construyeron los cimientos de nuestra civilización, y que se desmoronan ante una sociedad deshecha e incapaz de detenerse a mirar y pensar antes de destruir esos legados de sabiduría e historias creativas con las que dialogar. El personaje de Hanta nos enseña que los libros no mueren si son leídos, pensados y transmitidos. Por un lado nos hace ver la belleza de los libros en un mundo de aniquilación; pero, por otro lado, nos deja un regusto de