Apuntes sobre "Una soledad demasiado ruidosa", de Juanjo

Me he sentido identificado en parte con el pensamiento del autor, en cómo analiza la sociedad y los cambios que se van dando.

Entre danzas macabras de moscas, castañetear de dientes puntiagudos de ratones y el alcohol que bebe a diario, hay amor por la lectura, por los libros que van en toneladas de saber que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de los siglos.

Para mí es como un desafío al tiempo que les tocó vivir, el paso del artesano al industrial. Un canto a la melancolía del mundo, donde la decadencia cultural abandona a los autores que construyeron los cimientos de nuestra civilización, y que se desmoronan ante una sociedad deshecha e incapaz de detenerse a mirar y pensar antes de destruir esos legados de sabiduría e historias creativas con las que dialogar.

El personaje de Hanta nos enseña que los libros no mueren si son leídos, pensados y transmitidos.

Por un lado nos hace ver la belleza de los libros en un mundo de aniquilación; pero, por otro lado, nos deja un regusto descorazonador que me hace sospechar que el futuro no traerá la solución a esa aniquilación, a ese sumidero por el que se pierden todas las cosas. Y con el peligro de que todo eso se extienda a cualquier otro ámbito de la sociedad.

Sin embargo, nos lanza el mensaje de: "No renuncies a la memoria mientras te quede un aliento de vida, no renuncies a los libros sabios ni olvides a aquellos amores que una vez perdimos".

Juanjo G. Corsino




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